Apenas hace una semana que se reunían en Madrid más de 150 expertos para debatir la situación y los retos a los que se enfrentan los niños migrantes del mediterráneo, pero lo cierto es que su situación sigue siendo cuanto menos incierta.
Este grupo de expertos, entre los que se encuentran organizaciones internacionales, de la sociedad civil y de distintos países de Europa, norte de África y Oriente Medio, han llevado a Naciones Unidas sus recomendaciones para proteger a los niños en esta situación.
Y es que, 28 millones de menores se han visto obligados a huir de su hogar y realizar desplazamientos forzosos, dejando su país por los conflictos y la violencia. Además, otros 20 millones de niños lo han tenido que hacer por otras causas. En total, hablamos casi de 50 millones de niños que malviven fuera de su hogar, en situaciones de indefensión total.
Estos menores tienen un futuro incierto. Se ven abocados a migrar en condiciones poco seguras para huir de la violencia y poder reunirse con sus familiares o pedir asilo. A veces no tiene más alternativas que confiar en traficantes para intentar llegar a buen puerto.
Hablamos de niños que pierden su infancia, que están en total desprotección y son los seres más vulnerables del planeta. Expuesto a sufrir la privación de todos sus derechos, de las necesidades más básicas, de abusos de todo tipo y obligados a trabajar y prostituirse en muchos de los casos. Además, todo ello les lleva a un círculo vicioso del que difícilmente podrán salir, siendo rechazados y discriminados por su nacionalidad, origen étnico o situación migratoria.
En este momento, Naciones Unidas, a través del Comité de los Derechos del Niño y del Comité para la Protección de los Trabajadores Migrantes, trabaja para crear una nueva Observación General sobre los niños y las migraciones.
Este documento tendrá vigencia en todo el mundo y servirá de guía para gobiernos, políticos, jueces y fiscales, abogados, policías, médicos, profesores, empresas, medios de comunicación y toda la sociedad en su conjunto.