Unicef quiere llamar la atención sobre los más de 2.300 niños que viajan en la caravana de migrantes, que se dirigen desde Honduras a Estados Unidos y que ahora se encuentran en el sur de México. Y es que, la ong insiste en que estos menores necesitan protección y acceso a servicios esenciales como atención sanitaria, agua limpia y saneamiento adecuado.
A lo largo de todos estos días, los niños han estado expuestos a las inclemencias meteorológicas, como altas temperaturas y con un acceso limitado a refugios apropiados. Esto ha provocado que algunos hayan caído enfermos o sufrido deshidratación, aseguran desde la organización.
No hay que olvidar que estos menores y sus familias están huyendo de la violencia de género y de bandas, así como de la extorsión, de la pobreza y de un acceso limitado a educación de calidad y servicios sociales en sus países de origen, en Centroamérica (El Salvador, Guatemala y Honduras). Dejan atrás sus vidas, sus hogares, sus comunidades y sus países buscando una mayor seguridad y un mejor futuro.
Este viaje no está siendo fácil. Los peligros crecen al utilizar rutas migratorias irregulares, especialmente para los niños, que se traduce en un viaje largo, incierto y lleno de peligros, que además incluye el riesgo de explotación, violencia y abuso.
Unicef está trabajando con el gobierno mexicano y otros aliados para garantizar que los niños desarraigados reciben el apoyo y servicios que necesitan, así como que se cumplen sus derechos. Además, hace un llamamiento a todos los gobiernos para que prioricen el interés superior del niño en la aplicación de las leyes migratorias y los procedimientos, y para que mantengan a las familias juntas y encuentren alternativas a la detención de niños.