Nuevos datos arrojados sobre la pobreza infantil, de la que no se libra ningún país europeo, donde hay más de 25 millones de niños en riesgo de pobreza o exclusión social, según datos de Eurostat, la oficina europea de estadística. En su conjunto, estos niños conformarían el séptimo país más poblado de la Unión Europea.
Los menores sufren una exposición mayor al riesgo de pobreza o exclusión social que los adultos, y si no lo atajamos a tiempo, sus efectos pueden durar toda la vida. Si nos centramos en España, comprobamos que es el segundo país europeo con mayor tasa de niños viviendo en hogares bajo el umbral de la pobreza, con un 29,6% (más de 2.460.000 millones de niños), solo por detrás de Rumanía y lejos de la media europea del 21,1%.
Además, teniendo en cuenta el índice AROPE, que mide la pobreza y la exclusión social, España tiene un 34,4% de niños que viven en hogares donde los padres no trabajan y no pueden hacer frente a los gastos de alimentación, calefacción, ropa u ocio de los niños.
CAUSAS DE LA POBREZA
La desigualdad sigue siendo la principal causa de la pobreza infantil y la exclusión social, una brecha que se acentúa cada vez más entre ricos y pobres. Y es que, aquellos menores que viven en familias monoparentales o en familias numerosas donde los adultos no trabajan o tienen un trabajo muy precario, están más expuestos a crecer en la pobreza.
En Europa, el 10% de los hogares más ricos ganan un 31% de los ingresos totales y poseen el 50% de la riqueza. Según la OCDE, España es uno de los países donde más han aumentado las desigualdades sociales desde el inicio de la crisis económica en 2008, siendo esta no solo la causa de la pobreza, sino también una de las consecuencias.
Otro aspecto que preocupa es la disminución del gasto público en educación. Desde que comenzara la crisis, la reducción ha sido una constante, con una caída media del 3% en Europa y del 12% en España. Y es que, los hijos de padres con un nivel de educación bajo tendrás más probabilidades de crecer en la pobreza y ser socialmente excluidos, al igual que los hijos e hijas de inmigrantes.
Por ello hay que luchar contra la pobreza, porque se genera un círculo vicioso donde la privación material deriva en pobreza educativa y viceversa, haciendo que estos niños se quedan atrás, creando una brecha social que irá a peor en el futuro.
Por otro lado, desde organizaciones como Save The Children, piden a los responsables políticos que aborden la pobreza infantil y la exclusión social desde un enfoque intersectorial. Del mismo modo, consideran que deberían establecerse unos fondos adecuados para invertir en educación y cuidados durante la primera infancia y asegurarse de que los sistemas de educación estatales ofrecen una educación de calidad y equitativa.
España está a la cola de Europa en tasas de pobreza infantil, porque las ayudas sociales, de acceso restringido y condicionadas a que los padres trabajen, no son suficientes. El porcentaje de niños en riesgo de pobreza antes de recibir las ayudas sociales es de 37,5% y después de las ayudas se queda en un 29,6%. Es decir, las ayudas reducen la pobreza en 7,9 puntos porcentuales. Si nos comparamos con Irlanda, un país que ha sufrido una crisis económica similar a la nuestra, sus ayudas sociales han sido capaces de reducir la pobreza infantil en 27,3 puntos, pasando de un 44,3% de niños en riesgo de pobreza a un 17% después de las prestaciones. La inversión en protección de la infancia en España está muy por debajo de la media europea, que se sitúa en 2,3% mientras que nuestro país solo invierte el 1,3% del PIB.
Por ello, Save the Children insta al gobierno a que aumente la inversión en políticas de protección social de la infancia y educación hasta alcanzar los niveles europeos y amplíe hasta los 100€ mensuales la prestación por hijo a cargo, con una bonificación adicional de un 50% para familias monoparentales.
Invertir en infancia es invertir en una Europa más justa e igualitaria.