La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) ha denunciado la situación precaria que sufren más de 60.000 refugiados en los campamentos griegos debido a la ola de frío polar, sin que los Estados miembro de la Unión Europea (UE) hayan cumplido sus compromisos de reubicación. En Lesbos, la sensación térmica ha llegado a alcanzar los menos 15 grados.

En Moria, el campo de detención de refugiados de Grecia, hay unas 5.500 personas que siguen retenidas allí, duplicando la capacidad del campamento. Según MSF, en algunas de las lonas de los campos de las islas griegas «se han registrado temperaturas de cero grados».

El Gobierno griego ha enviado al buque Lesbos de la Armada provisto de estufas y colchones para dar refugio a 500 migrantes del campo de Moria. Se trata de una medida completamente insuficiente porque deja fuera a la inmensa mayoría. «Es inaceptable desde el paraguas de ninguna directiva europea ni bajo los parámetros que la UE se planteaba para dar cobertura a las personas refugiadas», lamenta Estrella Galán.

Estos campos no están preparados, y así lo han denunciado las organizaciones que trabajan sobre el terreno de los campos en las islas de Lesbos y Samos. Según los datos de Acnur, en Samos hay más de 700 personas en tiendas sin calefacción.

La Agencia de la ONU, en colaboración con las autoridades griegas, van a trasladar a 130 solicitantes de asilo especialmente vulnerables a hoteles. Esta ola de frío ya se ha cobrado la vida de al menos una treintena de migrantes en Polonia, Italia, Grecia, República Checa, Bulgaria, Albania y Rusia, según la CEAR.

«La ola de frío en Europa realmente lo que ha mostrado es la congelación que ha mantenido la propia UE a la hora de reaccionar para la acogida de estos refugiados. Si todos los Estados hubieran reaccionado para cumplir con sus compromisos y el acuerdo de reubicación pactado, ahora habría mucha menos gente sufriendo», ha declarado Estrella Galán, secretaria general de CEAR.

Además de los problemas para la salud, la falta de acondicionamiento de los campos conlleva otros riesgos para la seguridad de las personas, como los incendios. El pasado noviembre, una mujer y su hijo murieron atrapados entre las llamas que provocó la explosión de un recipiente de gas en su tienda de campaña en Moria.

Son muchos los usuarios de las redes sociales que están llenando sus perfiles de denuncias y mensajes de indignación ante la situación que están viviendo los refugiados en Grecia, con imágenes lamentables que comparan con la segunda guerra mundial.

Las ONG han elevado el tono de sus críticas hacia los gobiernos nacionales y la Unión Europea. MSF Serbia señala el «fracaso colectivo» y el hecho de que las instituciones «hayan dejado al descubierto incluso las necesidades más básicas, exponiendo a personas ya vulnerables a sufrir aún más».